A Colombia el tenis llegó, según diversas versiones, a inicios de la década de 1900 gracias a algunas familias adineradas que tenían la suficiencia de enviar a sus hijos a Estados Unidos y Europa a adelantar estudios, o simplemente para ir a vacacionar. Estos, al regresar al país, trajeron el novedoso deporte poco visto en este lado del mundo.
Incluso, el arribo del deporte blanco también estuvo influenciado por extranjeros residentes en suelo colombiano. Por ejemplo, registros históricos señalan que el tenis en Medellín fue conocido gracias a los ingleses Maurice Badian, Harold B. Maynham y Edgard J. Shorman, quienes en asocio construyeron una cancha en 1903. Pero la versión más popularizada cuenta que el bogotano Álvaro Uribe Cordovés llegó al país, luego de haber estado en Europa, con implementos para la práctica de este deporte y con un manual de reglas. Al inicio, jugarlo solo fue cuestión de su familia, que en 1902 construyó en el Polo Club una pista en la que se entretenían sus hijos, sobrinos y sobrinas. El tenis se esparció tan velozmente que antes de 1920 ya eran muchas las ciudades donde no era una extrañeza ver malla, raquetas y pelotas. Cartagena, Bucaramanga, Manizales, Cali o Barranquilla entraron en sintonía con el deporte blanco.
En Bogotá, esta disciplina ya era conocida por diferentes estirpes pudientes, provocando que se levantaran más y más canchas: una de ellas en 1907 en el Country Club, donde finalmente se llevó a cabo la ejecución de cuatro. En 1912 también se cimentó una más en la casa de Tomás Samper, en cooperación de los hijos de Álvaro Uribe Cordovés que ya eran reconocidos en la práctica del tenis.
Las mujeres de la época no quedaron relegadas y vieron en el tenis una oportunidad de igualar sus condiciones ante los hombres, demostrando capacidad para practicarlo. Nombres que sobresalen son los de Inés de Brigard de Dever, Anita Osorio Cortés o Sofía Osorio de Rueda, quienes alternaban triunfos en la época.
Entre 1910 y 1920 aparecieron también los primeros torneos de tenis conocidos en el país. La práctica de la disciplina pasó de ser una forma de escapar del ocio a una sana competencia donde la rivalidad permitía medir fuerzas, demostrar quién era el mejor de la región y, por qué no, ganar uno que otro implemento necesario para continuar con su práctica. Jaime Uribe fue uno de los primeros grandes ganadores que tuvo el tenis colombiano, quien hasta 1927 dominó la escena no solo en Bogotá, sino en el resto del país.
Hablar de la historia del tenis en Bogotá requiere, obligatoriamente, mencionar al América Tenis Club, uno de los clubes con mayor tradición en la capital y que vio su nacimiento en 1917 bajo el nombre de América Sport Club. Los encargados de su fundación fueron Carlos Müller, Carlos Estévez Brenton, Rafael Ordóñez, Ernest Schmidt, Julián Clavijo, Vicente Sánchez y Rafael Torres, quienes arrendaron por 20 pesos mensuales un lote en el barrio La Magdalena, en el sector conocido como el Camellón del Tranvía, a orillas del Río Arzobispo, lo que actualmente es la Avenida 39 con Calle 13.
Sin embargo, el América no emergió con el objetivo de ser un epicentro para la práctica del tenis: su principal misión fue la de contar con un punto de encuentro para jugar fútbol, deporte que en ese momento estaba más arraigado entre la población. A pesar de ello, el tenis empezó a generar popularidad en la ciudad logrando que los socios que se interesaban por él se unieran cada vez más al club.
El esfuerzo de estas personas valió para que en 1920 ya estuvieran construidos más campos de tenis, un quiosco de dos cuartos que se utilizaron como vestidores, y un lugar de reunión y descanso.
En 1924 se elevó el Club La Magdalena, cerca al América Tenis Club, de la mano de Jorge Samper Wills y Honorato Espinoza, lo que motivó el inicio de una sana rivalidad entre ambos y la disputa de partidos entre los dos equipos.
El América Tenis Club se mudó a su sede actual en 1942 y en 1957 finalizó la ejecución del coliseo cubierto, una obra que se encargó de solucionar el problema de no contar con un sitio adecuado para celebrar torneos y brindar comodidad. La inauguración del coliseo se dio con la presencia de jugadores internacionales del calibre de Pancho González, Jack Kramer, Ken Rosewall, Tonny Trabert, Dinny Pails, Rod Laver y Arthur Larsen.
Mientras tanto, en 1910, en Medellín ya existía el Medellín Tenis Club, lugar donde los acaudalados gastaban horas enteras pasando una y otra vez la pelota por encima de la red. Luego, en 1915, se creó una cancha de césped en el corregimiento de Santa Elena que era propiedad de la señora Laura Herrán Echeverry. Y 1916 es el año que se tiene conocimiento del primer campeonato de tenis en esta ciudad que fue ganado por el antioqueño Jaime Rodríguez. Este se organizó en un club fundado por el propio Rodríguez, Guillermo Moreno, Guillermo Echavarría y Harold B. Maynham.
La primera cancha iluminada de esta ciudad estuvo en el Club Unión, la cual fue construida en 1922. Mientras que uno de los clubes que demostró gran compromiso con la promoción de este deporte fue el Campestre de Medellín, que para 1930 ya tenía cuatro pistas en sus instalaciones. Este número de canchas hizo posible que el tenis fuera popular entre las familias opulentas, permitiendo que existieran cerca de 100 hombres y sesenta mujeres que practicaban este deporte.
En la Costa Caribe el tenis arribó antes de la década de 1910, siendo el principal foco la ciudad de Barranquilla, donde extranjeros empezaron a practicarlo causando el interés de los locales. En la década de 1920 se inicia la construcción del Country Club que está ligado a la creación del emblemático barrio El Prado, siendo fundado por personajes como Alberto Roncallo, Karl y Robert Parrish, José Blanco, Percey Johnson, Manuel de la Rosa, Godfrey Eyeles, Edward Hughes, Gonzalo Conde, Marco Mendoza, Max Rehbein y Francisco Carbonell.
Por su parte, el tenis en Cali partió con la fundación del Club de Tenis de Cali en la década de los veinte, que se dio gracias a la promoción de aficionados al tenis, especialmente foráneos: entre ellos es posible destacar a los alemanes Otto Barth, Leíb Konietzco y Stewarth Graham. Este club quedó localizado en la parte izquierda del Río Cali, al lado sur de una cervecería y cercano al puente Los Andes de la Carrera Octava con Carrera Primera.
El estilo de juego en Colombia en esta época adoptó muchas similitudes a como se practicaba en Europa. En aquellos años se creía que para jugarlo era necesario contar con una gran capacidad de agilidad, dejando de lado la fuerza. Sin embargo, luego emergió una corriente traída desde Gran Bretaña y propulsada por el exitoso tenista Fred Perry, quien trabajaba con la resistencia y movimientos veloces. De hecho, Perry fue uno de los primeros que empezó aplicar lo que hoy conocemos como ‘saque y volea’ y a definir puntos con smash; una práctica que adoptaron otros jugadores y se esparció como polvo por el mundo. En aquellas décadas el entrenamiento no era un concepto relacionado con el tenis, teniendo en cuenta que este deporte inició como una forma de distracción, en pocas palabras, para aficionados.
Uno de los primeros colombianos, sino el pionero, en competir en torneos avalados internacionalmente fue Felipe Restrepo, raqueta que en 1919 disputó el Tournoi des Paques (Torneo de Pascua), un campeonato que nació en 1913 y se jugó en las canchas duras del Tennis Club de París.
Aquel evento tuvo entre sus ganadores al francés Jean Borotra, integrante de los Cuatro Mosqueteros (junto con René Lacoste, Jacques Brugnon y Henri Cochet) que entre la década de los veinte y los treinta dominaron el tenis internacional y ganaron seis Copa Davis para Francia. Borotra luego fue campeón de cuatro Grand Slam en Australia, Roland Garros y Wimbledon.
Ese año, Restrepo fue superado en octavos de final por el francés Alain Gerbault (6-4 y 7-5), y durante la misma temporada se paseó por suelo francés en los campeonatos de Racing Club (donde fue cuartofinalista), el World Covered Court Championship (donde llegó a octavos de final), y la Coupe de Noel (donde perdió en el primer partido). En 1925 se proclamó campeón del Tournoi des Paques ganando seis partidos, fue semifinalista del Criterium De France Indoor y jugó Roland Garros, donde ofició como cuarto sembrado y venció al francés Edouard Borotra y al británico Y. Das De Kapurthala. En 1926 volvió a estar presente en el Grand Slam de París.
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