Óscar Torres. Foto: Fedecoltenis. 

Aunque parezca el lugar menos indicado para tomar papel y lápiz, la Copa Davis también sirve como plataforma para aquellos que buscan iniciarse en el camino del entrenamiento del tenis. En San Juan, a miles de kilómetros de Colombia, el extenista nacional Óscar Torres decidió hacer una inversión que como objetivo simple tiene capacitarse y tomar experiencia en uno de los escenarios más pletóricos del deporte blanco, como lo es la Copa Davis.

Con 27 años, el santandereano emprendió viaje con el Equipo Colombia Fedecoltenis hacia tierras argentinas, y con la compañía del equipo donde muchos lo conocen por su pasado como exjugador, sabe que no hay mejor escenario para aprender y adquirir conocimientos que más adelante podrá multiplicar a sus pupilos.

“Se puede decir que ya son tres Copas Davis. La primera fue en Medellín contra Chile, pero luego fue un acompañamiento más íntimo con Brasil”, explica Óscar sentado en una de las tribunas del Aldo Cantoni, el Estadio de la serie Argentina vs Colombia.

Y la posibilidad de estar cerca le ha dado la oportunidad de vivir el ambiente que no se ve, lo que los espectadores no conocen de la rutina de un equipo que está concentrado para afrontar un duelo de gran magnitud.  

“En el equipo hay grandes jugadores y sobre todo buenas personas. Todos aportan mucho y se puede aprender de todos. Se vive muy chévere en la intimidad porque con el equipo molestamos, nos podemos reír, las comidas son juntos, los planes son con todos; ponemos música. Se vive muy bien en la intimidad”, manifiesta Torres quien jugó profesionalmente desde 2009 hasta 2016 y desde hace más de un año decidió inclinarse hacia el entrenamiento: inició con Carlos Salamanca, actual asistente técnico del Equipo Colombia, y luego continuó con una serie de juveniles santandereanos.

“Actualmente soy el director de alta competencia del Club Campestre de Bucaramanga, entonces tengo a cargo siete jugadores con los que competimos en categorías ITF, Cosat y Nacionales. Dos de ellos son de 12, dos de 14 y tres de 18”, afirma el santandereano, que tiene como horizonte entregarles a estos iniciantes las mejores herramientas para que no pierdan el interés en el tenis.

“Uno ve que cuando van creciendo dejan de jugar tenis, o ya no lo hacen tan bien. Las promesas que teníamos se van diluyendo. La idea es que no sea así y podamos ver a los que tienen condiciones para ayudarlos en una buena formación”.

Ahora su primer gran reto será formar parte de los equipos Cosat de Colombia, una labor encomendada directamente por la Federación Colombiana de Tenis y que espera cumplir con toda la responsabilidad. “Lo primordial es tratar de meter a algunos en giras europeas. Queremos con la ayuda de padres, entrenadores y Federación poder tener una buena unión para así llegar a tener una buena carrera en Cosat. La idea es que haya una buena camada que reemplace a los jugadores que están en este momento en Copa Davis”, expresa.

Desde la Federación, el objetivo es acercar a los extenistas con las nuevas promesas para que puedan transmitir sus experiencias y formen jugadores que lleguen al profesionalismo.

“Entonces mi viaje es más que todo porque Pablo González me quiso dar la mano para enseñarme cómo manejar equipos de Selección Colombia, cómo armar parejas de dobles, cómo formarlos en una serie, cuando se habla, cuando uno tiene que callarse; porque manejar una selección y a un jugador son cosas totalmente diferentes”, concluye.

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