Seguramente a nadie nunca se le pasó por la cabeza que los caminos de la vida se llevarían tan rápido de este mundo a Omar Antonio Geles Suárez. El rey vallenato del acordeón en 1989 también se portaba como rey con todo aquel que estaba a su alrededor y ni hablar del cariño especial que sentía por el deporte blanco.
El afamado acordeonero pero además uno de los grandes compositores de Colombia, se movía entre las tarimas de grandes conciertos y las canchas de tenis. El fin de semana acordeón y canto, pero durante la semana se vestía de cortos, agarraba la raqueta y se iba a una de las canchas del Club Campestre de Valledupar, donde lejos de los reflectores de los conciertos y las luces de colores, se mostraba tal cual como era.
Imaginense la felicidad de un niño de la Liga de Tenis del Cesar, el ídolo del acordeón y el canto, el compositor de más de 1.000 canciones, entre las que se destacan Tarde lo Conocí, Cuatro Rosas o Blanco y negro, entre otras, llega al club y comienza a jugar tenis a tu lado. Sin duda, un sueño cumplido. Así era la semana de varios de los jóvenes que por estos días hacen parte del Torneo Nacional Interligas 2024 con la delegación del Cesar en el Club Campestre de Pereira.
"El maestro Omar Geles era un gran amigo, me colaboraba mucho y mi familia, siempre estaba atento a lo que necesitara. No se me va a olvidar nunca que me decía que luchara, que saliera adelante en cualquier cosa en la vida. Siempre lo vamos a tener presente", así lo recuerda hoy David Arvilla, un pequeñín jugador de la delegación vallenata, que no seguirá los pasos de compositor, de acordeonero o cantante, sino las enseñanzas de vida y el tenis.
La nostalgia vallenata se siente, seguro sus letras o composiciones expresarían mejor ese vacío que dejó Omar Geles en la tierra de Santo Ecce Homo.
"Omar Geles no solo apoyaba con sus consejos y la actitud, también en ocasiones apoyaba económicamente a los entrenadores, a los jugadores que no tenían como viajar o comprar una raqueta. Era un apoyo invaluable porque lo hacía desde el corazón y el conocimiento de lo que se necesita para jugar al tenis. Siempre lo realizó desde el corazón y sin ningún interés, recalcó Jesús Daza, entrenador de la liga, quien además recordó que el día de su fallecimiento compartió con los jugadores.
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